dijous, 16 de setembre del 2010

La oposición popular frena la desaparición de la histórica cofradía de pescadores de Calafell


Pósito de identidad

Article d'Oriol Margalef publicat en la LA VANGUARDIA de dia 16 de setembre de 2010. Pel seu interès el reproduïm integre. Col.lectiu Salvem la Confraria

Mi padre nunca hubiera aceptado que la cofradía desapareciese". Habla Yvonne Barral, hija del escritor y político Carlos Barral, ponente en los ochenta de la ley de Costas. Precisamente, la aplicación de esta ley amenaza ahora el pósito de pescadores de Calafell, una de las pocas señas de identidad que le quedan a esa antigua playa marinera donde Barral varaba su barca. El Ministerio de Medio Ambiente y el Ayuntamiento quieren construir un nuevo paseo marítimo que prevé la demolición del edificio, sin protección legal pero con valor simbólico. Una campaña popular ha logrado de momento frenar el proyecto.

Quedan pocos testigos de la playa de pescadores que fue Calafell. Unos cuantos, marineros jubilados, siguen consultando cada día el barómetro frente al mar. El resto, muchos menos, ya no amarran sus barcas en la arena, sino en el puerto de Vilanova. El empuje del sector turístico transformó ya hace décadas este barrio sencillo, cuya personalidad sólo conservan unos pocos edificios frente al mar. Uno de ellos es la casa Barral, convertida en museo.

Otro, la cofradía de pescadores, centenaria sede de una entidad histórica, que la dirección de Costas ve como una ocupación privada del dominio público.

El paseo marítimo proyectado por Costas es una actuación blanda a lo largo de un kilómetro, valorada en siete millones de euros, y que cuenta con el respaldo del gobierno local. El Ayuntamiento negoció durante meses con la cofradía el traslado de los servicios del edificio, que incluye oficinas y un local para jubilados. "Estaba hecho", dice el alcalde, Jordi Sánchez (PSC), hasta que el pasado mes de julio sus representantes "se echaron atrás y dijeron que no firmarían nada hasta que les cedieran un local que aún hay que construir".

La respuesta de los pescadores coincidió con la eclosión de una campaña en el pueblo para preservar el edificio, y que el alcalde atribuye a "una maniobra política de CiU", en la oposición. El colectivo Salvem la Confraria ha recogido este verano más de 6.200 firmas contra de la desaparición del viejo pósito. "El edificio no tiene valor arquitectónico, pero sí sentimental e histórico. Es la semilla de Calafell", explica Jordi Targa, miembro del colectivo.

"Si los pescadores quieren trasladar las oficinas, adelante. Si encuentran un sitio mejor para los jubilados, también. Pero pedimos que se proteja el edificio", explica otro miembro, Jaume Guasch, que desciende de familia de pescadores y niega ningún tipo de filiación política. Aunque la vieja cofradía no está catalogada, según este colectivo el PSC local prometió en campaña declarar el inmueble bien de interés local. En su interior hay una vieja maquinilla, de las que se usaban para arrastrar las embarcaciones a la playa, que sí está catalogada por la Generalitat.

El alcalde pide a los pescadores que recapaciten. "En el 2018 se les acaba la concesión de Costas. Ahora tienen la alternativa", afirma Sánchez. El proyecto prevé en el paseo un centro de interpretación del Calafell marinero. "No entiendo que para poner en valor una cosa haya que destruir otra", afirma Yvonne Barral.


2 comentaris:

  1. Ui, ui, ui, un Barral parlant de la Confraria. Li desagradarà al Txordi aquesta mena de comentaris. Barral serà cognom non grato a Calafell. Desprès d'omplir-se la familia sociata la boca de Barral ara han de veure això.

    Doncs m'alegro molt.

    A Segur no queda gairebé res del que havia fa 50 anys. A Calafell teniu història de fa més de cent anys a la Confraria i no es pot permetre que vagi a terra pels somnis d'un il.luminat.

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